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¿Sería purismo cuestionar que a menudo leemos o escuchamos que se hacen referencias a estos dos términos como si se tratara de lo mismo?

Ligerezas como estas son parte de la punta del iceberg de una cadena de errores que cometen muchas marcas al dejar sus activos digitales en los llamados “Gurú del Marketing”

Ante el estallido del marketing digital, que topó por sorpresa a las grandes marcas que por décadas habían dominado el marketing tradicional orientada a medios tradicionales (Televisión, Radio, Periódicos), emergieron personajes que con su disruptivo talento saltaron a la fama en las redes sociales, ellos; quienes se convirtieron en los llamados “Infuencers” llegaron pero no para quedarse, mientras agencias, estrategas comunicacionales, o pequeños emprendedores trataban de descifrar los algoritmos que les permitieran obtener dos objetivos, el primero monetizar a través de los llamados influencers y/o de las campañas pagas a las red social con el fin de hacer visibles a sus clientes, mientras ganaban nuevos seguidores, pero no, en la mayoría de los casos tampoco parecía ser tan automático el sueño que se les vendía a las marcas.